El coronavirus obligó a la cancelación de los torneos profesionales hasta el 7 de junio. La realidad es que esta pandemia no se detiene y entonces ya se empieza a mirar lo que ocurrirá en Wimbledon, quien la semana entrante tendrá una reunión para determinar que hacer. Y si se debe cambiar de fechas, comienzan los problemas para el Grand Slam londinense.
Y es que es precisamente a finales del mes de abril cuando empieza el acondicionamiento de la instalación, incluido sembrar la hierba para que esté en perfectas condiciones el 27 de junio, día en el que está previsto el inicio del certamen.
Wimbledon, a diferencia de los otros torneos, juega con un doble hándicap en el momento de mover sus fechas: la falta de luz y la humedad sobre el césped que impediría la práctica del tenis porque los jugadores resbalarían.
“Tienen muchas cosas a considerar entre las que está la luz. En condiciones normales se puede jugar allí hasta las diez de la noche. No sé cuánto lo podrían retrasar“, reflexiona Jamie Murray, hermano de Andy, en una entrevista para la BBC.