Eliot Spizzirri es un ejemplo de perseverancia común en el mundo del tenis y en la vida en general. Este joven jugador estadounidense de 23 años experimentó una dura derrota en mayo del año pasado que sin duda no olvidará. Sucedió durante la final por equipos del campeonato nacional universitario de Estados Unidos (NCAA), donde su universidad, la de Texas, perdió en el último punto contra TCU (Universidad Cristiana de Texas) por 4-3. El dolor de perder una final tan igualada se vio agravado por el hecho de que esa era su última oportunidad de ganar el título universitario, ya que era su último año como estudiante. Fuente: Punto de Break
No obstante, Spizzirri se percató en pocos días de la relevancia de avanzar y no quedarse estancado en el pasado: «Creo que en la vida, los momentos cruciales y los desafíos pueden orientarnos de dos maneras distintas, o aprendemos de ellos o nos obsesionamos, y yo elijo sacar provecho de esas oportunidades». El deportista también llegó a comprender después de aquella derrota cuáles eran las prioridades que debía tener en su vida: «Me di cuenta de que seguía siendo una persona feliz. Sí, perdí un campeonato nacional y era algo que anhelaba tanto… Mis logros en el tenis, obviamente me importan y son importantes, pero al mismo tiempo, no lo son todo», afirma en unas declaraciones recogidas por la ATP.
Una derrota que le cambio la forma de ver el tenis y la vida
Tras su paso por la universidad, el joven estadounidense decidió perseguir su sueño de convertirse en tenista profesional, luego de haber ocupado el primer puesto en el ranking universitario. Sin embargo, tenía claro algo fundamental: quería jugar por pura diversión. «Antes, tal vez antes de un partido importante o en momentos críticos, era muy intenso o me tomaba las cosas demasiado en serio, y ahora simplemente trato de disfrutarlo y asegurarme de no juzgarme a mí mismo por mis resultados en el tenis. Siento que soy más que solo un jugador de tenis y que puedo tener un impacto significativo en el futuro».
Con esta mentalidad, comenzó su trayectoria profesional que ha sido todo un éxito. Tan solo hace 10 meses, ocupaba el puesto número 730 en el ranking ATP. Sin embargo, después de alcanzar la final del Challenger de Cleveland, donde estuvo a punto de ganar el partido, y de ganar el Challenger de San Diego, ha logrado ascender hasta la posición 134. Además, en su primera participación en el Miami Open, donde recibió una «Wildcard», logró vencer en la primera ronda a Billy Harris (7-6(2), 3-6, 6-2) y ahora se prepara para enfrentarse a Sebastian Korda en la segunda ronda.
En los últimos 12 meses he experimentado un crecimiento personal que supera a todo lo aprendido en mi carrera tenística anterior. A pesar de los momentos difíciles, he adquirido valiosas lecciones y he disfrutado cada paso del camino. Al enfocarme en disfrutar cada semana y en vivir mi sueño de ser jugador profesional de tenis, he encontrado que los resultados positivos llegan de forma natural. Incluso en aquella derrota universitaria, he encontrado enseñanzas más significativas que si hubiera logrado la victoria.
Aprender a relativizar, la clave de su éxito
«He comprendido que la victoria y la derrota no lo son todo. Preferiría haber aprendido esto en otro momento, quizás en una época en la que la derrota fuera algo que solo debiera manejar yo, y no un grupo de 14 de mis mejores amigos y entrenadores con los que he estado trabajando durante cuatro años y medio y a quienes aprecio profundamente», confiesa Spizzirri.
Tras conquistar el Miami Open, Spizzirri ha ascendido hasta el puesto 127 en el ranking mundial, avanzando más de 600 posiciones en tan solo 10 meses. Este logro le brinda la oportunidad de participar en torneos de mayor prestigio y continuar avanzando en su carrera profesional. Sin embargo, el joven tenista tiene claro que seguirá su propio camino, disfrutando al máximo cada momento. «Desde mayo, he adquirido una gran cantidad de conocimientos como jugador profesional y he comprendido lo que se necesita semana tras semana para crecer en este deporte. He descubierto muchas cosas sobre mí mismo, sobre mi estilo de juego, y sobre aquello que me impulsa a dar lo mejor de mí en la cancha. Pero, por encima de todo, este ha sido un viaje realmente placentero y lleno de diversión», expresó Spizzirri.